Siempre que trabajamos una aplicación Web o móvil, empezamos por definir el proyecto y todas sus funcionalidades. Parte de este proceso consiste en crear los famosos wireframes, unos bocetos con la estructura de la aplicación. Sirve parra ordenar el contenido, incluir elementos de la interfaz, entender la navegación y así ver cómo funciona todo el conjunto. Normalmente, carece de estilo visual, ya que el objetivo es ver la funcionalidad, su comportamiento y la jerarquía del contenido.

Todo esto es muy práctico antes de ponernos en pleno diseño, sobretodo para acabar de concretar con el cliente. Al mostrar los wireframes a éste, le proporcionamos una idea de la funcionalidad de la aplicación, además de ahorramos tiempo y dinero al modificar posibles errores que surjan.

Es importante que el cliente se implique de lleno en el proceso de diseño para llegar de la manera más rápida a una solución eficaz. Desde mi experiencia, pienso que cualquier emprendedor detrás de una startup  tiene que tener un poquito de conocimiento (entre otras muchas cosas) acerca de la experiencia de usuario. Es una buena manera de saber de que estamos hablando cuando estamos en el proceso de ideación.

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